Los niños en una clase de Yoga
por Conchi Moreno
Todas las sesiones de Yoga pueden ser adaptadas a las necesidades de las personas que concurran a ella, así, una clase de Yoga para niños puede adaptarse igualmente, teniendo presentes sus edades y proceso de aprendizaje.
Es importante que la propuesta les resulte divertida y atractiva, ya que si no les despierta interés o les ofrece creatividad o si se aburren, no querrán volver.
Una clase de yoga para niños debe ser como un juego consciente, con propuestas específicas para que la propuesta no sea tan solo algo físico. Se trata más bien de ir despertando en ellos la conciencia sobre ellos mismos a través de la respiración o de las sensaciones que en ellos despiertan los movimientos y las posiciones del cuerpo.
A través de la práctica de Yoga, los niños aprenden:
- a ser conscientes de su cuerpo, reconociendo sus partes y sus sensaciones
- a ser conscientes de su respiración
- a practicar el equilibrio
- aprenden hábitos posturales correctos
- desarrollan la concentración
- a reconocer sus emociones
- aprenden a relajarse
Se pueden proponer algunas posturas de Yoga siempre teniendo en cuenta que los niños están creciendo y que no «son de goma», evitando comprometer sus articulaciones. Como sus cuerpos se están formando, es necesario que el profesorado sepa cuidar de su integridad.
Durante la clase, con los niños se puede:
- cantar, como si fuera un mantra
- realizar el saludo al sol, jugando
- desarrollar alguna historia/cuento para introducir ciertas posturas y la respiración
- nombrar sensaciones y situaciones
- fomentar la escucha
- sentir
- observar